
Ícono del fisicoculturismo y la biomecánica humana.


Nicolás —o ‘Nicóla’, como lo llamaba su abuela— comenzó a forjar su leyenda desde muy joven. A los 7 años ya cargaba más peso que la mayoría de los adultos del gimnasio local. Cuentan que su primer banco de pesas fue una heladera vieja y su primer entrenador un vecino con miedo, a quien logró superar en dos días.


A los 17 años, tras romper cinco récords regionales en una misma tarde, su nombre cruzó fronteras. Invitado a competir en torneos clandestinos en Europa del Este y Asia, pronto se ganó el apodo que lo acompañaría para siempre: "El Toro". Entrenadores rusos, fisicoculturistas ucranianos y hasta monjes tibetanos lo estudiaban, intentando descifrar su técnica. Pero él nunca reveló sus secretos... solo dejaba que hablara su cuerpo. ¡Hasta hoy señora! ¡Porque por solo USD$100 la clase el Torito de Zona Sur le va a revelar todos sus secretos!


En 2014, frente a una multitud enloquecida en el microestadio de Avellaneda, “El Toro” realizó 2.000 flexiones en 14 minutos mientras sostenía un neumático de tractor sobre su espalda. La transmisión fue interrumpida en varios países por su nivel de intensidad. Días después, su nombre aparecía en el libro Guinness de los records. Debido a su arduo labor la universidad de Massachusetts le ha otorgado el prestigioso titulo: "Doctorado Honoris Causa en Arquitectura Superior de Biomecánica Humana"